Tres investigados por el vertido que provocó la muerte de 400 truchas y 170 gobios en el río Tuerto en Nistal
Las diligencias implican al gerente y dos responsables de mantenimiento de una empresa de Astorga
El Servicio de Protección a la Naturaleza, Seprona, de la Guardia Civil de León ha investigado a los tres responsables de una empresa de Astorga que realizaba vertidos a las aguas del río Tuerto -el responsable y dos de sus técnicos de mantenimiento- después de recibir numerosas llamadas telefónicas comunicando la existencia de gran cantidad de truchas muertas en el cauce del río Tuerto a su paso por la localidad leonesa de Nistal (municipio de San Justo de la Vega).
Efectivos del Seprona junto con personal de Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y agentes medioambientales inspeccionaron la zona avistando varios ejemplares de truchas muertas, tanto en superficie como varadas en el fondo del lecho del río y tomaron muestras de las aguas y de las especies afectadas, tras lo que se determinó la existencia de un vertido de fangos activos.
Así mismo, los informes concluyeron que los perjuicios ocasionados al ecosistema fluvial eran evidentes, con un daño importante materializado en la gran cantidad de fauna muerta -unas 400 truchas y 170 gobios-. De las necropsias realizadas a los peces se concluyó como causa predominante de la muerte la anoxia; la falta casi total de oxigeno disminuyendo o alterando la hemoglobina e impidiendo así la fijación de oxigeno en cantidad suficiente para la vida.
Por ello, el pasado 31 de julio, el Seprona tomó declaración, en calidad de investigados por un supuesto delito contra los recursos naturales y el medio ambiente al responsable de la empresa referida y al personal de mantenimiento. Las diligencias instruidas, han sido remitidas al Juzgado de Instrucción de Astorga.
El Código Penal establece penas de prisión de seis meses a dos años, multa de diez a 14 meses e inhabilitación especial para profesión u oficio de uno a dos años para quien provoque o realice emisiones, vertidos, radiaciones, extracciones o excavaciones, aterramientos, ruidos, vibraciones, inyecciones o depósitos, en la atmósfera, el suelo, el subsuelo o las aguas terrestres, subterráneas o marítimas que causen o pueda causar daños sustanciales a la calidad del aire, del suelo o de las aguas o a animales o plantas.